Silvia
Como todo ser humano tendré aciertos y errores, haré las cosas bien, mal o regular, pero de algo estoy completamente segura, y es que ser voluntaria de Asoka es una de las mejores decisiones que he tomado en esta vida. En realidad llegué por casualidad al albergue, acompañando a unos amigos que ya eran voluntarios y lo que descubrí allí… en fin, no tengo suficientes palabras para poder describir que es lo que sentí y lo que siento cada vez que voy. Los asoketes me rescataron, los asoketes me ayudaron, los asoketes me demostraron el amor más puro, incondicional y sano que una persona puede recibir. Todos y cada uno de ellos, los que siguen estando, los que encontraron una familia y los que, desgraciadamente, cruzaron el arco iris, me han enseñado y me enseñan durante el turno lo que significa luchar, ayudar, amar, llorar, reír y sonreír, en definitiva, a vivir. Soy yo la que está agradecida a Tano, Galo, Gino, Mousse, Ceci, Gaspar, Fuffy, Hadriano, Blacky, Crevi, Ghandi, Tito, Hada, Salomón, Silver, Juanita, Plutón, Rocky, Rambo, Sonja, Ágata… soy yo la que intenta devolverles a cada uno de ellos todo lo que me han ofrecido con unas pequeñas y sencillas acciones como limpiar los areneros, darles una medicación, peinarles o rascarles detrás de esas orejotas, soy yo la que siempre estará en deuda con ellos. Gracias, pequeños. Gracias, Asoka