Adopción de Lilo

Lilo formaba parte de una colonia de San Gabriel. Los primeros días que una chica lo vio, paseando con sus perros, el animal estaba sano, pero una tarde al volver a pasar, lo vio con los ojos cerrados y llenos de supuración verde. Estaba inmóvil, acostado como durmiendo, pero en realidad estaba muy muy enfermo.
En la clínica donde lo atendieron nada más cogerlo, le pusieron una pipeta, ya que estaba plagadito de pulgas y garrapatas. Se le diagnosticó una infección vírica con úlceras en la boca. Le tuvieron que dar lata con jeringa, pues no quería comer y estaba deshidratado. Poco a poco ha ido sacando fuerzas para recuperarse hasta hoy, que es un gato preciosísimo y lleno de vitalidad.
A Lilo, con sólo mirarlo, le basta para arrancar el motorcito. Es un bendito. Sólo quiere estar con gente. Adora a las personas. Se pone nerviosillo porque no sabe a qué manos acudir. Estaría con todos a la vez. También es compatible con perros. A veces recibe la visita de algunos amigos perrunos y no les hace ascos. Son colegas igual.
Ha entablado una estrecha amistad con su compi de acogida, Renoir. Los dos juegan, corren y no paran de inventar cosas. Son muy divertidos y se complementan a la perfección. Una pareja ideal para dar vida a tu casa... No lo pienses más y dales un hogar para siempre.