Adopción de Uriel

Uriel fue abandonado en un transportín en el albergue sin pensar en el tiempo que podría pasar ahí solo, sin que nadie lo viese, sin comida, sin agua, a pleno sol. Cuando lo dejaron era tan sólo un bebé, un bebé flaquito, con mucha hambre, con miedo y con un ojito que seguramente perderá debido a la infección. Ahora, con el paso del tiempo se ha convertido en un jovencito adorable, encantador, simpático, alegre y arrebatador, tan arrebatador que os robará el corazón en cuanto lo conozcáis. ¿Quieres que tu regazo sea el sitio favorito de Uriel para ronronear el resto de su larga y miau-ravillosa vida? Anímate, seguro que no te arrepentirás.